El Barroco fue un período de la historia en la cultura occidental originado por una nueva forma de concebir las artes visuales y que produjo obras en numerosos campos artísticos: literatura, arquitectura, escultura, pintura, música, danza, teatro, etc. Se manifestó principalmente en la Europa occidental (se origina en Italia), aunque debido al colonialismo también se dio en numerosas colonias de las potencias europeas, principalmente en Latinoamérica. Cronológicamente, abarcó todo el siglo XVII y principios del XVIII, con mayor o menor prolongación en el tiempo dependiendo de cada país. Como estilo artístico sucedió al Renacimiento y precedió al Neoclasicismo, se suele situar entre el Manierismo y el Rococó, en una época caracterizada por fuertes disputas religiosas entre países católicos y protestantes.
-Iglesia de San Luis de los franceses:
Es un templo católico
ubicado en el centro histórico de Sevilla (España).
Constituye un destacado
ejemplo de arquitectura barroca del siglo XVIII. Fue diseñado por el arquitecto
Leonardo de Figueroa y construido entre 1699 y 1730 por encargo de la Compañía
de Jesús
La fachada es de dos cuerpos y está profusamente
decorada como fachada retablo; en ella se alterna la piedra y el ladrillo como
materiales de construcción. Está flanqueada por dos torres octogonales. El
segundo cuerpo consta de cinco ventanas, la central enmarcada por columnas
salomónicas. Más arriba está el escudo de España coronado por los tres
arcángeles.En la actualidad la iglesia puede ser visitada de martes a domingo.
-Finis gloriae mundi (Juan Valdés):
Es el título de una de las obras más conocidas del pintor barroco español Juan de Valdés Leal.
Realizada en el año 1672 para la iglesia del Hospital de la
Caridad de la ciudad de Sevilla, forma parte de una obra más amplia donde se
evocan "las postrimerías de la vida", un conjunto de dos pinturas al
óleo sobre lienzo de 220 x 216 cms que acaban superiormente en arco de medio
punto.
La obra quiere hacer pensar al espectador sobre la cruda
realidad de la muerte del hombre al final de su vida, representada en este caso
en dos personajes de muy alto cargo, religioso y civil, respectivamente.
En esta obra barroca y tenebrista como pocas, Valdés Leal plasma a la perfección el programa iconográfico propuesto por su promotor, don Miguel Mañara. La crudeza de la imagen, con los cadáveres entre insectos y en descomposición, y donde los bienes terrenales y las riquezas de los ropajes pierden todo su valor, dan a esta obra valores aleccionadores únicos e insuperables; y a ello contribuyen además aspectos como la presencia de otros esqueletos que aparecen por detrás en segundo plano, la inclusión de animales tenebrosos como la lechuza y el murciélago, o la sabia incidencia del color en la distribución de las luces y las sombras.
-María Reyes
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